miércoles, 25 de agosto de 2010

Amores de otros tiempos














Alex, tan autentico como hermoso, su belleza radicaba en su juventud, recién dejaba la adolescencia y ya podía notar su erotismo,en su cuerpo ágil y delgado, en su mirada burlona y su sonrisa inolvidable. Tenia una frente grande que ocultaba muy bien con su melena suave que cubría gran parte de sus cejas y caía sobre sus hombros, era de un color castaño claro y de una textura suave, jugaba constantemente a quitarla de su rostro con un movimiento fuerte de su cabeza pero nunca lograba apartarla por completo. Yo no podía dejar de mirarlo por horas enteras, sus ojos suplicaban intensamente que no dejara de observarlo, como hacerlo si el juego de su cabello y su sonrisa constante eran mágicos, tanto que pase noches intensas en trance, extasiado de el y de su juventud.
Yo también apenas empezaba los veinte, casi, lo que hacia la diferencia era que ya conocía amplia mente los misterios de la vida y envejecía vertiginosamente, a esta edad ya conocía el dolor y la frustración, por eso, me sedujo tanto su inocencia, su terrible inocencia. Nos enamoramos como niños, el mas, yo aporte la locura y el deseo, desafié todo lo que era conveniente en esos años, no me importo y la verdad nunca me interesó saber si le causaba daño a alguien, de alguna manera yo también era inocente, quizás porque fue un sentimiento verdadero. Lo ame de tal forma que perdí la consciencia aunque mejore como persona pues le dedique mucho tiempo a el y a su madre, nadie sabe el dolor que padeció esa pobre mujer por noches enteras, días y meses, los dedos de sus manos de repente empezaban a deteriorarse y tomar un aspecto aterrador como el dolor que ella soportaba, yo pase horas interminables acompañándola, hablándole y atendiendo algunas de sus necesidades básicas como hacer las comidas y algo de limpieza entre otras pequeñas cosas. Supe después que ella murió a causa de la gravedad de su enfermedad que fue consumiendola lentamente durante muchos años, no sin antes robarle algunos de sus dedos, nunca supe nada acerca de esa enfermedad como tampoco supe mas de ella y de el.
El barrio era pequeño,apenas algunas cuadras rodeado al principio de colinas verdes y empinadas que terminaban en un río taciturno la mayor parte del tiempo, venia de los altos de la cordillera occidental que da al océano pacifico, siempre me impresiono el tamaño y la lejanía de esos paisajes que camine tantas veces solitario y hambriento, ahora se que eran un ansia desmesurada y un dolor combinados que hacían a mi mente vagar y a mi cuerpo caminar constantemente, casi a diario. Después y con mucha rapidez todo se transformo, pero yo no lo note, no me interesaba realmente, hubo tanta gente desplazada de sus lugares de origen por causa de las guerrillas pero en aquellos días nadie entendía completamente ese fenómeno, menos yo que deambulaba como un fantasma entre el caos. El barrio perdió sus colinas que se convirtieron en refugio de tantos pobres y marginados, había polvo en todos lados y hacia un calor incesante, gente extraña frente a nuestras casas, en las calles, en el barrio que creció en todas direcciones, mi cuerpo que paso por un trauma doloroso y desagradable. Alex también cambio mucho, perdió su belleza y su inocencia en brazos de nuestra prima Norma, hija de una tía mía y del hermano de Blanca, su madre, supe que ella lo llevo a un lugar muchas veces para tener sexo, supe también que ella sabia de nuestro romance y se mofo de eso, después lo dejo como si nada hubiera pasado, el, dejo de hablarme y de saludarme, lo único que me quedo fue el recuerdo de una noche de fiesta en casa de un amigo,siempre hubo fiesta en casa de Rodrigo, por muchas razones había algo para celebrar, aunque también ahí hubo cambios, gente nueva que llego para quedarse. La casa tenia una gran terraza donde siempre bailábamos y reíamos hasta el amanecer, pero se construyo un espacio para los nuevos visitantes, esto limito el espacio de baile pero no corto con las noches de celebración que se traslado a la habitación mas grande donde dormía Rodrigo con sus dos hermanos, Alvaro y el negro Mariano que hoy casi ya no recuerdo su nombre. esa noche estaba lloviendo y de repente deje de verlo, comencé a buscarlo y lo encontré acostado en el lugar que había sido construido para los visitantes, estaba todo a medio terminar ya que ellos habían partido y regresado a su lugar de origen dejando el espacio oscuro y desordenado, no se si dormía, no se si se escondía, no se que estaba haciendo solo pero yo me acerque con sigilo y tímidamente me puse cerca de el, no me respondió, no hizo ningún movimiento, hacia mucho calor debido quizás a la lluvia, al licor, me ahogaba y tuve que salir, sentí que necesitaba aire fresco, todo era triste, ya no había magia ni éxtasis, ya no eramos mas el y yo. Pensé en dejar la fiesta pero termine acostado en la cama de el negro Mariano que casi no recuerdo su nombre a pesar que una vez intentamos tener sexo pero que yo no logre entusiasmarme, era un muchacho torpe y se me hacia desagradable cualquier intento de parte de el, sin embargo eramos amigos y manteníamos la confianza, yo había dormido ahí algunas noches con el, con su hermano Alvaro que fuerte y delicioso mantenía una calentura interminable pues tuvimos varias noches de pasión entre las madrugadas borrachas y lánguidas, entre cerveza y rancheras. Rodrigo tampoco dejo pasar su oportunidad y consiguió revolcarme una noche tórrida en el piso de la cocina bajo la influencia de el licor y posiblemente algo mas que consumía y lo transformaba en un amante aunque un poco violento para mi gusto.
Al amanecer desperté sobresaltado, sentí que alguien me estaba observando, era su padre que mascullaba algo entre susurro y desagrado, Alex dormía junto a mi como en nuestras primeras noches en las que acompasábamos nuestra respiración entre la oscuridad cómplice de nuestro secreto que todo el mundo sabia y yo estúpidamente fingía ignorar. Vi su rostro sereno muy cerca del mio, volví a sentir la humedad de su aliento en mi rostro, volvió la magia que se había extraviado en el vértigo de nuestras pasiones, pero no se quedo, fue solo el ultimo instante en que estuvimos unidos antes de hundirnos en un abismo de silencio y de ausencia, pasaron unos meses quizá, largos y melancólicos hasta que finalmente una noche nos tropezamos en la calle y yo baje la mirada derrotado por la decepción, el volvió a ignorarme para siempre, yo partí con mi tristeza, abandone el barrio y mi casa, mis raíces, mi esencia, tome el tren de media noche hacia el futuro incierto que me trajo hasta aquí. Este tren es solo una metáfora para lo que vino después, nunca mas, jamas volví a verlo, se perdió en el tiempo pero vive en mi memoria tan bello y joven como lo conocí, como lo perdí.